“UBÚ REY” Y EL TEATRO POLÍTICO

Sobre “UBÚ REY” (versión libre de Soma Teatro)

Acaba de renunciar el presidente de la república debido al escándalo de corrupción que envuelve su gobierno. El Estado parece resquebrajarse en varias fuerzas que libran una guerra mediáticamente sucia, mientras el espectador consternado por un momento ante los hechos lamentables que nuevamente envuelven al país, prosigue con su vida cotidiana. Estamos en el teatro. Este es el contexto político en el cual apreciamos “Ubú Rey” hace algunas semanas y que oportunamente Soma Teatro ha sabido aprovechar en la obra del dramaturgo francés Alfred Jarry (1873–1907) estrenada en París a finales del siglo XIX.
Moyra Silva, Grapa Paola, Gonzalo
Molina y Óscar Meza
En ella, padre Ubú (Gonzalo Molina), un personaje vulgar, torpe y pusilánime, es convencido por su esposa, la madre Ubú (Grapa Paola) para que asesine al rey Venceslao (Oscar Meza) y toda su descendencia con el objetivo de apoderarse del reino de Polonia.
Con la ayuda del capitán Bordura (Moyra Silva), padre Ubú logra su anhelo, pero el poder que ahora ostenta parece no satisfacerle convirtiéndose en un tirano que dicta decretos a su antojo y condena a muerte a todo aquel súbdito opositor. Sin embargo, la fantasía de “Ubú Rey” llega a su fin tras estallar la guerra con Rusia y verse traicionado por su esposa, huyendo ambos a un lugar donde sus fechorías sí puedan ser admitidas. Si bien el argumento es simple, su simbolismo es trascendental. Daniel Amaru Silva y Rodrigo Chávez han trasladado la obra clásica fácilmente a la identidad de nuestros males contemporáneos y a la clase política dominante haciendo confuso el límite entre ficción y realidad, entre el contexto externo de la obra y nuestro contexto local. Es difícil contener la risa ante las alusiones satíricas del accionar de algunos ex presidentes del Perú, a las frases célebres que dejan nuestros políticos, a los “tapers” como forma de ganarse a los electores y al gran escándalo de corrupción de Odebrecht, mientras el argumento descrito avanza a veces con cierta lentitud precisamente por detenerse en estas ilustraciones. Por supuesto, el público se divierte con lo obvio del espectáculo. No hay espacios vacíos, ni ambiguos, aquí lo que prima es una crítica burlesca a las prácticas políticas de nuestros gobernantes.
Padre Ubú (Gonzalo Molina) y
Madre Ubú (Grapa Paola)
La obra encarna toda la sensibilidad de la opinión pública que vemos en los diarios, noticieros y especialmente en las redes sociales. Está atravesada por la crítica abierta que un gran sector de la ciudadanía ejerce tornándose una representación política de los imaginarios que el público identifica como suyos.
Aquí la representación funciona como un espejo donde el espectador reconoce su imaginación sobre la clase política con los personajes de la obra, afirmando, a la vez, lo absurdo de la realidad. Por tanto, no hay una contradicción entre espectador y obra. No hay un acto ni mensaje irreverente como si lo hubo cuando Alfred Jarry estrenó su obra en 1896, cuando impactó la “merdre” frente a “la piéce bien fait”.
Podría señalarse que este tipo de propuesta cae en la trampa de atraer siempre a un público predispuesto a la afirmación de la obra, un público políticamente convencido, que demanda en la cartelera el género del teatro político, donde incluso los artistas negocian su sinceridad por crear una obra políticamente correcta contra la naturaleza del poder y sus personajes que siempre tienen alguna vergüenza para representar. Marco Layera, director de La Resentida Teatro (Chile) señalaba en The Clinic que “joder a la derecha es muy fácil cuando las contradicciones parecen obvias”.
Sin embargo, es necesario analizar la función que cumple este tipo de propuestas con el espectador-ciudadano. Thomas Ostermeier declaraba para El País (España) un día después al Día Mundial del Teatro que “el teatro nunca ha aportado cambios en el mundo”.
Esta opinión ya ha sido reiterada por él en otras entrevistas y puede que tenga razón, que el teatro sea una herramienta inocua para las prácticas de poder, porque ¿qué puede hacer “Ubú Rey” ante la corrupción generalizada y sistematizada de nuestra estructura política nacional? Poco o nada. Pero, por otro lado, Guillermo Calderón, destacado director y dramaturgo chileno, respondía en El mostrador la posición de Ostermeier, señalando que él no desmerecería totalmente el rol del teatro político: “Muchas veces el teatro convoca a público que ya está convencido y si hago una obra para los convencidos no necesariamente hago una gran transformación, pero ellos necesitan construir comunidad y ver sus opiniones confirmadas. Eso es un espacio mínimo pero que este público necesita.
Así, que se hable crudamente como hablamos en la intimidad, genera un espacio único y que ningún arte llena. Es por el sentido de comunidad”.
"Ubú Rey", versión libre de Soma Teatro
“Ubú Rey” crea este espacio privado y único de comunidad crítica donde las risas que provoca son el reflejo de la opinión pública compartida, de la disconformidad con el Estado actual de las cosas. Los aplausos es la confirmación de que la propuesta no es peligrosa ni controversial (como en un inicio fue la obra de Jarry), pero es válida mientras refleje y articule un “nosotros” que busca diferenciarse de esos “otros” malignos que ostentan el poder. Válida porque lamentablemente la realidad original de la obra sigue teniendo validez, pero en otro tiempo donde todas las convenciones parecen resquebrajadas. Y, como es de esperarse, la obra merece también un final pesimista que siga dando sentido a la crítica. Parece que la justicia ha puesto por fin a padre Ubú y madre Ubú en la peor situación, pero deciden ir a otras tierras donde sus fechorías van a ser toleradas. Ese país es el Perú. La obra termina, salimos de la sala y todo vuelve a la normalidad, o tal vez no. 

FICHA DE LA OBRA
“Ubú Rey” de Alfred Harry, en una versión libre de Soma Teatro
Dirección: Rodrigo Chávez y Daniel Amaru Silva
Elenco: Gonzalo Molina, Grapa Paola, Óscar Meza y Moyra Silva
Funciones: Jueves y viernes a las 8pm
Temporada: Del 08 de marzo al 27 de abril
Lugar: Alianza Francesa de Miraflores (Av. Arequipa 4595, Miraflores)
Una producción de Soma Teatro 

KEVIN RODRÍGUEZ
Crítica Teatral Sanmarquina

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